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Todo lo que debes revisar antes de la ITV: guía práctica para tu coche

Mantener el automóvil en buenas condiciones es fundamental para superar la inspección técnica de vehículos. Una revisión previa ayuda a detectar fallos comunes y a circular con mayor tranquilidad. De esa manera se evitan sanciones, retrasos y, sobre todo, posibles riesgos al volante.

Detective Buscando

Hay que considerar que la ITV valora tanto el aspecto visual del coche como los componentes que influyen directamente en la seguridad y en el nivel de emisiones. Por ese motivo, resulta útil conocer qué apartados se comprueban con detalle para presentarse a la cita con el vehículo preparado y con menos posibilidades de rechazo.

Revisión de neumáticos y carrocería

Para empezar, los neumáticos son uno de los elementos que más influyen en la decisión de los técnicos. El dibujo de la banda de rodadura tiene que superar 1,6 mm de profundidad, ya que por debajo se considera un riesgo evidente de pérdida de agarre. Asimismo, conviene observar que no existan cortes, deformaciones o desgaste irregular, pues todo ello se asocia a problemas de alineación o suspensión.

En muchos talleres especializados se revisa la goma, la llanta y el inflado. Neumáticos la unión entre la rueda y el suelo es clave para una conducción estable, de modo que cualquier fisura o deterioro puede marcar la diferencia en la inspección. Por otra parte, el estado de la carrocería también se analiza: golpes importantes, bordes cortantes o piezas mal sujetas representan un motivo claro de rechazo.

Sistema de iluminación y elementos de visión

Seguidamente, la inspección de luces tiene un peso esencial. Todos los focos deben funcionar, incluidos intermitentes, marcha atrás y antiniebla. Una bombilla fundida o un faro mal regulado implica un resultado desfavorable. Es recomendable revisar la intensidad y la orientación en un taller, pues un alineado incorrecto deslumbra a otros conductores y se considera un fallo grave.

A continuación, los limpiaparabrisas y el parabrisas requieren atención. Cualquier rotura en la zona de visión del conductor genera rechazo inmediato. También se controla el nivel del líquido lavaparabrisas y la eficacia de las escobillas. De manera adicional, los retrovisores deben estar firmes y sin grietas, debido a que garantizan una visibilidad correcta del entorno del coche.

Frenos, suspensión y dirección

Por otra parte, los frenos representan uno de los apartados más exigentes. La ITV mide la eficacia de frenada y el equilibrio entre ejes. Si existen pastillas desgastadas, discos con ranuras profundas o fugas en el circuito hidráulico, la prueba no se supera. Igualmente, la palanca de freno de estacionamiento se evalúa, debido a que en pendientes pronunciadas puede evitar accidentes.

Mecánico

En lo que respecta a la suspensión, se comprueba la absorción de impactos. Amortiguadores con pérdida de aceite, muelles agrietados o rótulas en mal estado reducen la estabilidad del vehículo. Neumáticos la unión con la suspensión refuerza el comportamiento al frenar, y cualquier holgura en cojinetes o brazos de dirección genera inseguridad y es detectada rápidamente en los bancos de pruebas.

Motor, líquidos y emisiones

Sin embargo, no todo se limita al exterior. El motor y los niveles de líquidos también se evalúan de forma indirecta. Un aceite en mal estado produce ruidos, desgaste prematuro y exceso de humo. Del mismo modo, un filtro de aire obstruido aumenta el consumo y eleva las emisiones contaminantes. 

La ITV utiliza equipos que miden gases como CO₂ o partículas, y los resultados deben encontrarse dentro de los márgenes establecidos por la normativa vigente. En paralelo, conviene inspeccionar el sistema de escape. Un catalizador deteriorado o un tubo con fugas suele disparar los valores en el analizador. 

Incluso pequeños agujeros pueden provocar que la prueba de emisiones resulte desfavorable. Realizar un mantenimiento preventivo en este apartado es clave, pues las sanciones económicas relacionadas con emisiones superan el coste de la reparación.

Diagnóstico electrónico y comprobaciones finales

Asimismo, los vehículos modernos incluyen centralitas electrónicas que registran incidencias. Una diagnosis previa con máquina de taller detecta códigos de fallo en sensores de inyección, sistemas ABS o control de estabilidad. Aunque el inspector no conecta su equipo al puerto OBD en todas las inspecciones, un testigo luminoso encendido en el cuadro sí se considera un defecto grave.

De hecho, hay pequeños detalles que marcan la diferencia. Comprobar que el claxon funciona, que los cinturones se bloquean correctamente o que las puertas cierran de forma segura, evita sorpresas. Incluso la matrícula se revisa: caracteres ilegibles o placas deterioradas generan rechazo inmediato. Por consiguiente, dedicar unos minutos a estas comprobaciones previas ahorra tiempo y preocupaciones.